Puedo llenar los tropiezos con
lecciones aprendidas, puedo hacer crecer la hierba donde antes había
dudas, puedo sin quererlo rimar tus errores y dejarme los pulmones
entre sueños y desvelos. Puedo perder mi raciocinio y malgastar mi
tiempo en inversiones, puedo restaurar las enmiendas y salvar los
suicidios del crack del 29. Puedo mentirme y decirte que no me
importa, que los espacios vacíos se llenan con historias rotas.
Puedo creerte aunque no encuentre verdades, puedo mirarte sin que me
de lástima que se derramen gota a gota nuestras copas, puedo
escuchar tu voz aliterando mi prosa, camuflando cacofonías y
descodificando sinestesias. Puedo imaginarme caminando de tu mano
aunque ahora solo me encuentre agarrando los hilos de una cuerda que
se rompe, puedes corromper mi integridad para no dejarte escapar y
que te cueles entre los trozos que has dejado. Puedo perder el sueño
imaginando lo que fue, puedo tener pesadillas también con los
recuerdos. Puedo contarte una historia convincente de una isla en
medio del mar en un futuro llamado inexistente. Puedo mirar
amaneceres, puedo verte en cada luna. Puedo correr por el asfalto
buscando unas huellas que jamás marcaron un camino o puedo decorar
la casa que nos escondería del mundo. Pero ¿sabes qué? Ya no me
apetece.