sábado, 29 de enero de 2011

Rey Sol

Siempre quise y no pude ser el sol de tu universo. Que te quedaras a mi vera y conquistáramos la galaxia. Me convertí en un satélite que merodeaba a tu alrededor suplicando un nombre en tu sistema, pero me relegaste a la sombra de cualquier otra luna, más brillante, más hermosa. Viste todos mis cráteres, pero no sé si también viste la cara que aunque escondida, guardaba todas mis victorias. Mordí tanto polvo que entre mis dientes solo había cemento y cuando quise darme cuenta, no podía decir palabra. Me resigné sumisa a tus decisiones, me dediqué a girar silenciosamente con tus compases, por miedo a escuchar lo que ambos ya sabíamos. Tú eras el centro y las horas de mi día, yo era el rato de tu aburrimiento y así me decías que algún día me verías como tu astro coronado. Sin embargo, Sol mío, qué mal hicimos todo. Tú, porque hace años que dejaste de crecer, yo, porque lo vi tarde. Intenté abrirte los ojos, pero a veces los cierras tan fuerte que difícilmente puedo ayudarte. Me gustaría decirte que en este planeta que reinas, solo se puede caminar mirando, solo se puede caminar con la cabeza sobre los hombros. Deja la metafísica espiritual a un lado y comienza a gobernar tu propio reino, solo así verás los satélites que como yo, quisieron compartir tu existencia. 


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