martes, 24 de noviembre de 2009

Echo de menos mi cama revuelta.


Quédate en la comisura de mis labios y ahógate en la saliva que cuelga de mi alma. Báñate entre mis manos, deja que flote sobre tu cuerpo, cuéntame un cuento, ven, que tú y yo haremos un intento en un momento por reconstruir Babel y llegar al cielo, al encierro de las estrellas a las historias y los inventos. Leamos un libro en Alejandría y soplemos las cenizas que deshacen las leyendas de tu alcoba y la mía, que solo tú mi amor, sabes de lo que hablan las llanuras y montañas de calor y esmero. Que sin ti Deméter me vuelve invierno, que sin ti ni soy ni me entiendo. Se me cruzan las palabras, no más que los pensamientos y me pierdo entre letras que solo gritan tus gestos y me chillan tu silueta, tu piel donde me entretengo y aborrezco el tiempo, que me separa de tus intentos por quererme, por encontrarme. Yo te brindo mi mano, bebe de ella, sal corriendo y derrama lo que queda en tu ánima, llénate de mí. Ven, come la manzana, creemos un génesis sin serpiente, sin pecado, con nueva cronología, con la lección aprendida. Revuélveme las entrañas, llénamelas de lepidópteros ansiosos por comerme el alma y yo entonces, me alzo , sin freno y sin miedo.




1 comentario:

  1. Nunca pensé que las palabras pudieran tener sentimientos...
    Simplemente increíble =)

    ResponderEliminar