lunes, 4 de octubre de 2010

Ya no me pierdo.


Que hay palabras muy raras y otras tantas que suenan lejanas. Que hay rumores de historias que me creo solo a ratos y otros las enmudezco. Que no sé querer, pero puedo aprender contigo, que me paso todo el día pensando en no hacerlo. Que peco, continuamente y sin medida, que no creo en altares excepto cuando te tengo delante. Que la distancia hace el olvido, pero tú estás a escasos milímetros, siempre con tus dedos en mi espalda o ayudándome en cada desatino. Que eres alto y yo me siento bajita y me gusta, porque te miro esperando que seas lluvia para saltarte como si fueras un charco. Que creamos palabras en cada mirada y este diccionario lo llevo siempre encima y es una de las pocas cosas que no olvido. Que recuerdo poco, y casi todo con tu nombre, porque bañas cada nervio y le das marcha a este corazón que se congela en cada invierno. Y se acerca, quedan pocos meses para la nieve, pero mi cabeza anda desnuda y siempre con la puerta abierta, que te pide que la abrigues, con un gorro o un beso. Que detrás de la oreja siempre tengo una mosca y lo siento, nunca he podido espantarla, pero no te preocupes, su zumbido puede ser una canción que deje de molestarme, con una guitarra acústica y un vaso de vino. Que los caminos son más cortos y ya dejó de importarme que las calles se movieran cada día mientras duermo, que si estás a mi lado, yo ya no me pierdo.


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