lunes, 18 de abril de 2011

Fa.Tología

Me contradigo en cada paso y es que lo pienso no es lo que hago, pero qué le vamos a hacer, te advertí esto mucho antes de besarnos. Fue mi carta de presentación:
  • Mujer (o intento de ello) con trastorno bipolar y con miedos al compromiso y a vivir sin él.
  • Con síndrome de diógenes, con tendencias a recoger los deshechos humanos y tratar de reconstruirlos (aunque esta psicopatología está desapareciendo, gracias, probablemente, al hecho de que va creciendo).
  • Con alzheimer selectivo y gastroenteritis lepidóptera crónica.
  • Enamoradiza, racional y visceral que contagia con daño colateral al que no toma precauciones a su lado.
  • Infecciosa y enfermiza.
  • En caso de ingerir no hay metadona que valga para reducir la sensación de adicción.
  • Provoca dolor de cabeza, retortijón y escozor de estómago.
  • Con agorafobia y necesidad de compartir espacios pequeños con alguien.
  • Tendencia a la soledad a la par que tiene miedo de ella.
  • Difícil trato, requiere paciencia.
  • Le calma la música, cosquillas en la espalda, besos en la barbilla, acariciarle el pelo, posar su cabeza en tus piernas, la respiración de tu barriga, los sonidos de tus tripas, que le mordisquees el cuello y que le cuentes cuentos.
  • Le agobian las correas, pero si la dejas suelta, saldrá corriendo, así que lo mejor es una convivencia donde la cuerda sea lo suficientemente larga para que ella no se de cuenta que en realidad, está atada.

Pero toda esta carta que te dejé a modo de advertencia pegada a la nevera, la puedes romper porque a pesar de lo que diga mi perfil médico, la medicina más efectiva es aquella que me quita los miedos. Entonces, todas mis patalogías se reducen a un mal humor unos días al mes y a un poco de estrés en época de exámenes.  

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