viernes, 30 de septiembre de 2011

Mi libro.

Recuerdo exactamente el momento en el que lo cogí en mis manos. Los silencios que llené mirándole y hasta podría contar las sílabas de su prólogo de memoria. Aunque breve, fue intenso, pero no de esos que marcan para toda la vida, sino de esos que estropean la obra. Quizás por eso, lo que vino después se convirtió en un género novelesco inoportuno y que me desagrada. Una historia mal leída, una novela sin acentuación ni coherencia. Quizás esa primera lectura no pudo ser de otra manera, no lo sé. Lo que sé es que en ese instante no estaba preparada para leerlo con otros ojos que me permitieran corregirlo, ni siquiera disfrutarlo. Supongo que cada libro tiene su momento para poder sacar de él el mayor partido. Me arrepentí mucho y me frustré por no poder haber aprovechado la oportunidad de tener ante mí una obra de tal calibre, pero ya he dicho que ni me gustaba el género ni tenía coherencia (al menos para mí, la novela en sí es de esas que pertenecen al colectivo de literatura universal, de esas intachables).

Mucho tiempo después, con trabajo, dedicación y paciencia volví a coger ese libro en mis manos. No fue rencoroso, me dejó abrir sus páginas y viajar entre sus palabras. Encontré la mayor aventura. Quisiera leérmelo en dos días, pero cuando hago ese tipo de cosas, me salto pequeños detalles que lo convierten en lo que es, una maravilla. Pienso en sus letras cuando me levanto, durante el día, cuando me acuesto. Me levanta cuando estoy enferma, coloca mi pierna derecha en el suelo cada mañana para que todo sea perfecto. Se traduce en gotas de agua en cada ducha. Me mira desde sus páginas blancas y me besa incluso, con sus palabras. Gramaticalmente excelente, inmejorable su pragmática (podría incluso leerlo con los ojos cerrados, como si estuviera escrito para mí), el uso de la lengua...el uso de la lengua insultantemente perfecto. Se ha convertido en el libro de mi vida, me gusta tanto por lo difícil que supuso para mí tener acceso a sus páginas por lo que me ha enseñado de mi misma y por como me ha enseñado a valorar lo que tengo.

Se ha convertido en el libro de mi vida.

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