viernes, 30 de diciembre de 2011

¿Me entiendes ahora?


Eres innato en mi cabeza, quisiera explicar esta afirmación de la mejor manera posible, pero como todo lo que intento decirte, me resulta muy difícil. Eres innato porque apareces como acto reflejo cada vez que respiro. Eres como cada parpadeo, inconsciente, mi cuerpo lo provoca sin permiso. Si intentara mantener los ojos abiertos en un acto de rebeldía, probablemente tarde o temprano acabaría sin ver. ¿Me entiendes ahora?, no puedo controlar que te pasees por mi cabeza continuamente, entre preocupaciones y ansias por verte, entre ensoñaciones y nuevos destinos que enseñarte. 
Quizás así entiendas muchas de las cosas que hago o que digo, no puedo evitarte, formas parte de mi mecanismo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Esperanza


No me gusta la esperanza, me parece una palabra con doble filo. La esperanza no es otra cosa que esperar a que eso que quieres que suceda, ocurra sin más. La esperanza es mantenerte sentado esperando que lo que deseas aparezca en tu vida por algún acto karmático, divino o por alineación estelar. Creo que la peor condena que nos podemos imponer es esperar, considerar que por nosotros mismos nuestros anhelos no pueden hacerse realidad y que por ello nos mantenemos con esperanza, deseando que tarde o temprano suceda. Prefiero la palabra “constancia”, “lucha” y “trabajo”, todo este paradigma implica un movimiento, una acción. No me tomen por una loca utópica que piensa que todo depende de nosotros, hay muchos factores alrededor nuestra que condicionan el éxito de nuestras acciones, sin embargo sé, que en ese proceso en el que tratamos de cumplir nuestros sueños, podemos aprender muchísimo más y podemos conseguir el triple de cosas que lo que implica el sueño en sí, así que si no lo conseguimos, habremos enriquecido nuestra vida con maravillosas experiencias. Nuestros sueños nos pertenecen, nos hacen únicos y marcan nuestro camino distinguiéndolo de entre el resto de sendas, si tenemos claro los sacrificios que implica llevarlos a cabo y que tras un esfuerzo existe una recompensa, más duros seremos en la batalla. He aprendido durante estos años que el mayor regalo lo obtenemos luchando, poniéndonos a prueba y sabiendo que podemos superar nuestros límites continuamente. El objetivo de conseguir un sueño no es solo el mero hecho de obtenerlo, sino el saber que hemos sido capaces de hacerlo.