martes, 14 de diciembre de 2010

J.T.D

Apareciste, como una luz que se esconde en una sonrisa, como unos ojos que brillan iluminando desde un alto peñón los barcos. Lejos de prevenir, me acerqué a tu orilla, intrigada, maravillada, como un reto. Naufragué despacio, con calma, disfrutando cada paso que me alejaba de mi coraza, con la incertidumbre de no saber a dónde iba, pero con la seguridad, que si eras tú mi guía, por muy lejos que estuviera mi destino, siempre llegaría a buen puerto. Me camelaron tus encantos, tus abrazos, tus conversaciones. No sabía que entendería tan bien tu lengua, tampoco que sabías llegar con tus palabras más allá de mis oídos y así nos conocimos, entre largas noches e interrupciones, entre los ratos que ocupaba con estudios y que entretenías con masajes. Hablando contigo me encontré, encontré un nuevo camino, un nuevo ideal de vida. Me enseñaste a respetarme, a tener paciencia, a aceptar todo lo que me rodeaba como un  motivo extra de felicidad. Transformaste lo sencillo en maravilloso, desocupaste mi cabeza de preocupaciones y la llenaste de paz, la paz que tus abrazos me regalaban. Sé que aunque ahora no estés, todos los días los siento.

Me enseñaste a cocinar, buena música y buenas películas. Contigo aprendí que una película es más que eso si estás en buena compañía, que cualquier excusa es buena para encontrarnos juntos, debajo de una manta, abrigados y como niños, jugando a rozarnos con los dedos nuestras manos. Todos los secretos que guardábamos, aún sin saber muy bien por qué, un día salieron a la luz y lo compartimos con todos aquellos que querían escucharlos. Pasear contigo por esta ciudad maravillosa, fue aún más increíble de lo que jamás habría pensado y eso solo lo consigues tú.

Me encantaba mirarte y saber lo que pensabas, que nadaras en mis ojos buscando respuestas que yo no te podía dar y que sin embargo tú siempre encontrabas. Que las risas que solo nosotros entendíamos aún ahora me hacen sonreír, porque aunque no estés, son mil historias las que dejamos atrás. Si te soy sincera, no sé por qué hablo en pasado, sí una parte de mí me dice temblorosa, que es un principio eterno, que es la base de la casa donde un día nos esconderemos con prisa, para terminar el día en nuestros brazos.

Te quiero sí, probablemente entendiendo más que nunca el significado de esas palabras que arañan el tópico. Te quiero, porque por encima de lo que pase mañana, solo quiero que estés feliz, si es posible a mi lado, de la manera que el destino nos tiene preparada. Desconozco como terminará, pero si sueño con un posible final. Pase lo que pase, estés donde estés, me tendrás siempre.

Siempre tuya.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Arriba!

Querido amigo/a: 

     El mundo te come. Se alimenta de tu sarna y tus fracasos, pero ahí estás tú, para tentarle una vez más levantándote, para mirarle a los ojos y decirle quién puede más. No es tan difícil, con memorizar el mecanismo las siguientes veces lo harás automáticamente. No quiero decir que tenga en mi poder el don de no caer, pero sí, sin duda, el de levantarme. Con el tiempo será tan rápido ese proceso que ni siquiera asumes que te has caído y eso es lo importante, no perder tiempo con lamentos que solo escuchas en tu cabeza y que pocas veces otros quieren oir. No te regocijes en tu desvarío, demuéstrate a ti mismo, que puedes con todo, incluso con esa parte de ti que se resiste a mirar al cielo.

     Cuando te caigas, piensa que otro puñado como tú lo ha hecho antes, posiblemente metieron el pie en el mismo hoyo y como tú lo harás, ellos también salieron. La vida son dos días como para perder el tiempo con plañidos, así que coge un libro y disfruta de él con un delicioso café colombiano, después, sal a la calle de nuevo y verás, que si tú quieres, todo tendrá un color distinto.


Con amor
F.


martes, 16 de noviembre de 2010

Yo que sé

Que la tierra ya tiene su movimiento de rotación y traslación, que no quiero que muevas mi mundo de sitio, solo pido que llenes de pétalos los rincones aburridos. Quiero restos de ropa por mi casa, por mi calle, colgada en cualquier perchero, menos en tu cuerpo. Me dan igual las formalidades, porque soy de todo menos sensata, solo quiero pipas y un banco para comerte la oreja con historias de antaño y mentiras creíbles sobre viajes futuros y destinos inventados donde pienso traerte el desayuno. No quiero que pienses que me importa el tiempo, porque lo que recordamos no son días, sino momentos. Que tengo que adaptarme a este mundo y tengo que adaptarme a mí "yo"  que pasea por él, así que paciencia, todo lo que se riega crece. Te advierto de mi locura, de mi imparcialidad con los sentimientos, de mi problema para hacer de un grano de arena una montaña. Que perdón si un día quiero tirarte por una ventana o no te extrañe que sea yo quien se tire por ella pensando que puedo hacerlo. No sé hacerlo bien y es algo que no soporto, pero de errores se aprende y eso es algo que con el tiempo he aprendido a hacer, a solo meter la pata un millar de veces antes de entender dónde está el fallo. Porque son tus besos los que me pierden y luego no dejan encontrarme, cuando me doy cuenta ya estoy en una historia de la que olvidé el principio y ya me aterra el final. Sí, creo en los finales, siempre felices, pero creo en ellos, quizás contigo llegue tarde o quizás no, pero ¿a mí que más me da? Para mañana queda mucho tiempo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bday

Por defecto, mirarte es mirar el cielo. Lo digo literalmente, detrás de tus ojos siempre hay estrellas. Estoy segura que si estiras la mano me coges una, por eso me gustas, porque por primera vez, no creo en imposibles.
En Barcelona me siento más pequeña que nunca, excepto cuando me pongo de puntillas para encontrarte. Contigo soy grande.

sábado, 30 de octubre de 2010

Noe.

Perdona si alguna vez te juzgué por los mismos errores que yo cometí. Ahora me doy cuenta que no soy nadie para mirarte y reprocharte nada. Ni somos tan diferentes, ni somos tan iguales como creíamos, pero supongo que eso es lo especial de lo que éramos, que a pesar de nuestras diferencias siempre encontrábamos un lugar donde tropezarnos juntas. Siempre me agarraste justo a tiempo y siempre que pude, yo lo intenté. Por eso, y por todo lo que callamos y forma parte de nuestra caja de secretos. Gracias.

viernes, 29 de octubre de 2010

.

Delinea con la yema de tus dedos las plumas de mis alas. Agárrate a ellas, desplúmame.
Llenemos de tinta un sueño, mi estilográfica sin hojas donde escribir, busca tu cuerpo candente.
Inquieta mis poros con la sorna de tu indecisión, acaríciame con tu no puedo, que lo demás lo hace la imaginación.
Mírame con ese apetito vacilante, hazme dudar de tus intenciones, mientras yo me invento una historia que trastorne al destino, donde tenemos tiempo para correr desnudos por un laberinto donde trataré de encontrarte y tú esconderte de mí.

lunes, 4 de octubre de 2010

Ya no me pierdo.


Que hay palabras muy raras y otras tantas que suenan lejanas. Que hay rumores de historias que me creo solo a ratos y otros las enmudezco. Que no sé querer, pero puedo aprender contigo, que me paso todo el día pensando en no hacerlo. Que peco, continuamente y sin medida, que no creo en altares excepto cuando te tengo delante. Que la distancia hace el olvido, pero tú estás a escasos milímetros, siempre con tus dedos en mi espalda o ayudándome en cada desatino. Que eres alto y yo me siento bajita y me gusta, porque te miro esperando que seas lluvia para saltarte como si fueras un charco. Que creamos palabras en cada mirada y este diccionario lo llevo siempre encima y es una de las pocas cosas que no olvido. Que recuerdo poco, y casi todo con tu nombre, porque bañas cada nervio y le das marcha a este corazón que se congela en cada invierno. Y se acerca, quedan pocos meses para la nieve, pero mi cabeza anda desnuda y siempre con la puerta abierta, que te pide que la abrigues, con un gorro o un beso. Que detrás de la oreja siempre tengo una mosca y lo siento, nunca he podido espantarla, pero no te preocupes, su zumbido puede ser una canción que deje de molestarme, con una guitarra acústica y un vaso de vino. Que los caminos son más cortos y ya dejó de importarme que las calles se movieran cada día mientras duermo, que si estás a mi lado, yo ya no me pierdo.


lunes, 30 de agosto de 2010

Lluvia de estrellas

Qué pequeños y míseros somos. Subimos al sitio más alto que tenemos a nuestro alcance, nada en comparación con las montañas que decoran el planeta, pero suficiente para nosotros, que todo nos parece inmenso. Todos los deseos, todos los sueños, todas las metas y aspiraciones se congelan en el instante en el que cerramos fuertemente los ojos al ver una estrella fugaz. En ese momento, la ilusión que te hace ver semejante maravilla evapora cualquier atisbo o intención de soñar. Las perseidas no son como las velas de cumpleaños que te dejan en un santiamén ilusionarte con un deseo y soplar. Las lágrimas de San Lorenzo se derraman y tú con ellas, su actuación estelar maravilla y nos vuelve párbulos. Qué pequeños e insignificantes, qué inocentes y que cortos de miras que somos, pero que suerte tenemos de poder sonreír y entusiasmarnos con esa lluvia de meteoros que religiosamente se pasea por nuestros cielos unas noches al año.


Olvidamos

Olvidamos porque nos cura, porque somos cobardes y nos cuesta admitir el pasado y vivir con él. Lo hacemos porque es inevitable borrar, hacer espacio para lo nuevo, limpiar lo que sobra o hemos echado. Olvidamos porque no es importante o porque le fue durante mucho tiempo. Reinventamos, redecoramos, buscamos y para ello, olvidamos. Nací para hacerlo, para protegerme, para cuidar de mi misma. Para conseguir ser feliz tenemos que olvidar y aceptar que tenemos que hacerlo. Quien no olvida, no vive.


miércoles, 11 de agosto de 2010

Te quiero

Me sentía tan perdida sin ti. Eres mi par, me completas, me faltas cuando estás a dos centímetros.

Te quiero con toda mi alma

martes, 6 de julio de 2010

Peligro


Creo que eres un peligro público, un enemigo social que se salta las normas y va en contra de lo legal y lo moral. Te pasas el día tentando a la gente para que caiga como yo lo hice en el pecado. Te camuflas en la esperanza, en la mentira, en la comida, entre las sábanas y en los bordes de cada precipicio.
Pareces la salvación, y yo pensé que a mí no podrías engañarme, pero intentando probar donde estaba el limite, caí en tus garras. Pensé que unos dedos me agarrarían justo antes de caer, pero solo tus uñas resbalaron por mi brazo arañándome la vida, pero a ti no puedo culparte, yo sabía que esto pasaría y aún así tenté a la suerte.
Lo curioso es cuando apareces ofreciendo un hombro que empapar, una conversación que libere el alma o para decir amén a mis verdades, lo curioso es que no te remuerde la conciencia aún sabiendo que lo haces por el deleite personal de las desgracias ajenas. Ahora, cuando te miro, me siento una completa estúpida, pero me consuela saber que no soy como tú y que un estúpido no da pena, pero alguien con tu sangre muere solo.

martes, 29 de junio de 2010

Se hace mayor.

Nunca pensé que la echaría tanto de menos y más aún, si hace apenas unas horas que se fue, pero es de noche, y puedo poner música en mi habitación sin que le moleste y eso lejos de gustarme, me asusta: no está y no volverá definitivamente. Ella se hace mayor, veo como se va de casa, sigue sus sueños, el camino que siempre tuvo presente y del cual nunca se ha desviado. Empaqueta sus cosas, no temporalmente, porque sé que este es el primer paso para despertarme sin ver su cara cada día, sin pelearme con ella porque le cogí algo o estuvo en mi cuarto saqueándome. Echaré de menos que me cure cuando esté enferma, irnos de compras tan a menudo, alquilar películas ridículas de amor mientras comemos bombones o que como una amiga hablemos en la cama de la vida y sus problemas.
Ella siempre ha sido infalible, incondicional, siempre está en la batalla, porque es una guerrera. Lucha por ella y por mí, porque siempre es mi escudo y yo su espada, por eso la quiero, porque es un ejemplo y uno de mis mayores motivos por los que sentirme orgullosa.
Él ya se fue, también se hace mayor, aunque para mí, siempre ha sido mayor. Siempre ha sido mi padre, por eso no me extraña que ahora cuide de su futura familia. Él sabe como cuidarse, porque así lo ha hecho siempre con él mismo y los demás. Le echaré de menos por mil motivos, pero sé que no me necesita. Por eso hablo de ella, porque aunque tenga ocho años más que yo, seguirá siendo mi hermana pequeña de la que tengo que cuidar siempre y prometo que así lo haré. Que nunca le falte con quien llorar y alguien que se alegre por sus victorias, que le siga hasta el fin del mundo, para que la soledad no le atosigue, por ella llego hasta donde me lo pida.
Nunca me ha dejado sola, se lo debo.




miércoles, 23 de junio de 2010

Tengo cuatro alas.

Tengo cuatro alas, por si dos no me bastan. Tengo más motivos para tocar el cielo que el infierno, la balanza ha dado su veredicto mi destino es el infinito, y lo siento, porque me elevo hasta las razones que otros me dieron y yo nunca creí. Un abanico imposible de posibilidades que se alternan como una ruleta rusa de inmortalidad clandestina que hoy me dispara. Escondo en los albergues más mugrientos de mi alma la poca fe y el destino, que siempre se ha refugiado en la sonrisa más cruel, que cobarde por la espalda y durante la madrugada me recordaba lo que no podía ser. Ahora es ese momento llamado “algún día será” y cansada de no atreverme a entrar al tren que siempre pasa sin hacer paradas, hoy me aferro al eslabón ya no tan perdido que me une con mis sueños. 



miércoles, 26 de mayo de 2010

viernes, 14 de mayo de 2010

Un viernes que quema

Hoy es viernes y estoy en casa cocinando. Me decidí a hacer muffins, porque es una receta rápida y a la gente siempre le gusta. Pero realmente odio no tener para quien cocinar y darme cuenta que no existe ningún catador invisible que alabe cada uno de mis postres. Siempre está mi madre, pero eso no vale.

Cocinando me quemé la mano con el horno y aunque en principio pensé que no era nada, ahora tengo una herida del tamaño de una falange de dedo. Duele y pica y el agua no me alivia, como tampoco el “sana, sana” de mi amigo invisible, porque ni lo oigo ni lo siento. Tampoco vale el besito de mamá.

Sobre la marcha decidí coger los más bonitos y adornarlos y hacer un regalo a mi amigo invisible, pero no tiene manos y tampoco boca, así que descarté esa idea sobre la marcha y mientras los sacaba del horno pensaba qué podía hacer con tantos muffins y tan poco espacio en mi estómago. Pensé guardarle unos cuantos a mi madre, pero no deja de decirme que la estoy engordando.

Después de sopesar la situación y valorar qué posibilidades tenía, decidí que lo mejor era deshacerlas y separar cada ingrediente, devolverlo cada uno a su recipiente y volverme a sentar en el sillón en busca de algo con lo que llenar mi tiempo. El resultado fue un fracaso, ni muffins, ni ingredientes, pero la quemadura sigue intacta en mi mano y mi amigo invisible sigue desaparecido en una guerra que empezó él.

Yo no sé que hacer, porque las horas se derriten en relojes dalianos y mi cerebro (por no decir corazón) se está espesando con esta bruma que entra por la ventana. En realidad, pensándolo mejor, da igual el tiempo que ocupe o pierda, si mi amigo invisible no está cerca, todo deja de tener sentido. Yo sé que todas las cartas que le mande pidiéndole que vuelva se extraviarán por el camino, no sé si por el cartero,  mi orgullo o el suyo.


lunes, 3 de mayo de 2010

Tecum.

Odio encontrarme con esas verdades evidentes que ni la razón es capaz de desmentir. Duele más que la mentira, aunque esta siempre esté teñida de traición. Duele, porque una verdad es inalterable y odio que no pueda controlar todo a mi antojo. Es como saber la fecha de tu muerte, ni el mayor curioso podría vivir con ello. Por eso odio que me digas la verdad más que acabes mintiéndome, porque tus mentiras forman parte de mi vida y de mi realidad, pero tus verdades me sacan a patadas de la sublime creación que mi imaginación ha ido tejiendo a tu alrededor, vistiéndote y engalanándote con triunfos futuros que aún no llegan.

     Despertarte y saber que la mitad de los recuerdos son recreados porque nada de lo que existió es verdad duele, duele porque prefiero ser una loca en su celda, una ciega sin bastón que una conocedora de todas las derrotas y desbaratos de la vida. Al fin y al cabo todos vivimos con la esperanza de borrar los pedruscos, rocas y guijarros de nuestro camino y reconozco que has sido tú quien ha ido barriendo los escombros que se acumulaban. Por eso me duele ahora, porque no sé si eso pasó de verdad o yo quisiera que hubiera pasado.

    No sé si eres tú o eres quien quiero que seas y tampoco sé si quiero encontrar la respuesta a esta incógnita, ya he reconocido mi cobardía y no me importa gritárselo a Bóreas, Céfiro, Noto o Euro, me da igual quien lo sepa, porque ya estoy plagada de verdades que no deseo esconder y que pesan más que cien mil mentiras.

     Pero si alguien tiene la culpa de algo, soy yo, por pensar que eras más de lo que realmente guardas. Por tasar sobrevaloradamente tu cuantía y ahora sentirme estafada por algo que yo misma consideré de calidad y compré. Realmente no quiero reventas, ni deshacerme, porque es mío y dentro de mis mentiras, eres una verdad camuflada que no me importa coleccionar, porque quizás sea conformismo o dependencia o no querer sentirme fracasada por algo que yo escogí, el caso es que ya es  mío y no sé vivir ni contigo ni sin ti.


domingo, 25 de abril de 2010

El mundo está al revés

¿Alguna vez han visto una Gaviota lejos del mar? Tal vez... pero, ¿alguna vez han visto una gaviota lejos del mar comiéndose una paloma?


18/04/10
Barcelona

domingo, 21 de marzo de 2010

Tanto, tanto, tanto.

Soy terriblemente egoísta, no quiero que regales ningún otro suspiro que no sea dedicado a cada poro de mi piel, a cada cabello que reposa en tu lecho cuando me marcho después de una noche de revolución, de tráfico y glorietas llenas de curvas sosegadas. De peleas con tu dulce contrincante, con tu compañera de inmortalidad y éxito. Soy una depredadora atroz que no deja a su presa descansar ni un solo segundo, que no libera ningún aliento de concordia, que no deja deambular ni un solo instante su nombre fuera de la mente. Quiero que seas esa soledad que llena cada recoveco aristado y enmarañado de mis entrañas. Quiero que seas el ángulo nonagésimo que sujete cada precipicio veleidoso que me atemoriza con su futuro desplome. Que seas esa impune rosa que orgullosa crece entre aguijones y clavos, que me salves de cada estoque, de cada diestro matador, de cada lamento victorioso que amedrenta mi razón. Te siento como la dovela central que no permite que mis curvas se precipiten, que mi arco lance flechas dominadas por la gravedad angosta que te hunde contra el pavimento. Te quiero sobre mí siempre, excepto cuando estés empujándome al sempiterno cielo, para luego aferrarme de la mano y guiarme por las rutas que solo tú has paseado. 

miércoles, 3 de marzo de 2010

Nada que salga de ti

Resulta que ya no me apetece hablar de ti, ni de lo que fuiste si es que fuiste ni de lo que serás, que sé que jamás serás. Saliste de mi rutina, esa que aunque absurda es mía y lamento decirte que este cuento ya no está lleno de ventajas. Pensé que eras la casualidad de mi vida y te convertiste en el callo duro e irrompible que no me dejaba escribir, pero ya está, no eres tinta indeleble. No hay nada que no diluya mi cordura y sensatez, por eso es que desapareces como si alguna vez fuiste espejismo. No echo en falta ningún escaque que ocupar, yo soy blanca, voy por delante. Donde más fuiste y llegarás a ser fue en mi imaginación y en ella te has reducida a escombros. Incalculables las cantidades de basura que acumulaste durante meses en mi cabeza, pero hoy me dio  por reciclar y cada cosa está en su sitio. Lamento que ahora seas una sombra que se arrastra por el fango de sus propios excrementos y que yo mientras sienta que mis pies apenas rozan el suelo, que suelto la cadena que me une a la bola de acero, de recuerdos. Nuestra incompatibilidad reside en los sueños, en los míos no estás tú. Como humo diáfano y superfluo sales a raudales de mi vida, a mí ya no me contaminas.
No pretendo que este texto guste a nadie. Nada que pueda salir de ti, puedo ser bueno.


miércoles, 24 de febrero de 2010

Voy buscando estrellas

Quiero verte, esta noche, como en las películas
O por la tarde, como las telenovelas
O cuando no sea de día ni de noche, como en los cuentos,
Y regalarte un racimo de estrellas.

No es nada importante, solo quiero verte
Y que te lleves bajo el brazo, en la cabeza, o en el pecho, una historia que quiero contarte…

No tienes que decir nada, si te aburres, puedes besarme….

…Pero entonces dime, tan solo una cosa…
Luego puedes quedarte callado, como lo haces siempre
Y esta vez, a diferencia de las otras, no diré nada…

¿Cómo quieres que sea nuestro encuentro?

…Rápido, y con efectos especiales, como las películas…
O mágico, y con un final inesperado, como la historia que quiero contarte

Mientras decides, voy subiendo a buscar las estrellas.


lunes, 22 de febrero de 2010

Teoría

Los oxímoron siempre suenan bien, siempre pegan

paradójicamente, son como la carnavalización pero esta

vez monológica, me provocan la ostranenie y fuerza el

zaum de la manera más relajada, sí, otra vez lo he hecho,

ves, suena bien. Es tan mimético como el komoi o los

tragoi, porque cuando no sabemos cómo decir las cosas, lo

mejor que lo explica es lo ilógico.

Acarician mis oídos como una aliteración, porque me hace

comprender lo que antes me parecía imposible.

Por eso te digo: quiero estar contigo un instante

eterno y tú no deberías ni fruncir el seño, porque, ¿verdad

que lo entiendes? por si acaso la epanalepsis me ayuda

¿verdad que lo entiendes?

domingo, 14 de febrero de 2010

Everything. San Valentín


En la superficie del corazón y en las raíces más profundas, donde está lo oscuro y lo claro. Cerca de donde todo es lo que parece y nada es lo que aparenta, al lado de la suavidad, la delicadeza y la blancura. Justo por donde sale el sol y por donde se esconde, donde arriba y abajo no son antónimos, al lado exactamente de los sueños siendo quizás parte de uno de ellos. Eres la clave de sol de la melodía más perfecta, eres la primera letra de un libro con historia y su punto y final, eres la pincelada del detalle de Rembrandt, eres la subjetividad de Dalí, la precisión de los flamencos. Eres la sonrisa de la Mona Lisa, el Grial y la Atlántida, eres el mayor secreto. Eres el mensaje, la noticia, la espera y la alegría. Eres las mariposas en el estómago, la sonrisa sin motivo, la felicidad utópica. Eres la bienvenida, eres el comienzo y el fin, lo eres absolutamente todo.


miércoles, 10 de febrero de 2010

sueña.

Suena a piano cuando despierta siendo música
Porque es princesa trovadora en la Tierra de los Elfos, atrapada entre sueños y humanos.
Enfermera y Hada Madrina, psicóloga virtual y astronauta (existencial).
Su mirada habla, cuando su boca escribe, porque piensa en español y sueña en poesía.


domingo, 10 de enero de 2010

A veces.

Solo me reconozco cuando escribo, es el único momento en el que no miento en lo que digo y sangro tanto que en ocasiones dejo de latir. Cuando mi humilde poesía quiere salir corriendo, huyendo de mi boca y mis manos, entiendo de lo que estoy hablando. El resto del tiempo me paso escondiendo lo que no quiero decir, por miedo a mí misma, por miedo a que mis piernas vayan más rápido que mis posibilidades y caiga por el inmenso precipicio que siempre hay al final, sin paracaídas, sin alguien que lamente mi pérdida. Quisiera que los versos desordenados y tímidos acariciaran mi alma y me acercara a mis dudas, que resolviera los acertijos que abren puertas, que besaran mis manos con compasión y eterna dulzura. Pero lo cierto es que ni siquiera podemos llamar verso a esto y probablemente, tampoco esto sea poesía. Me encantaría que mis sueños rimaran, que me acariciaran con eternas aliteraciones, que el sonido de los deseos se convierta en eco en mi cabeza y no deje de recordarme, inagotable, para lo que he nacido. Echo en falta mi palabra, no tener las costillas astilladas, no tener la espalda llena de arañazos; Echo en falta no sentirme estúpida por lo que a mí me duele, dejar de pensar que no tengo motivos para quejarme. Yo lloro por lo que me da la gana. Sí, echo de menos respetarme.

Quisiera sentirme entera a pesar de los pesares. Quisiera encontrarme completa no solo cuando escribo, que la timidez no me venza en cada batalla y que de golpe y porrazo me convierta en esa que anda pululando por los rincones de mi alma.

Quisiera no ser títere ni marioneta, mover mis fichas en mi tablero, hacer enroque si quiero, mover al rey por mi torre y no esconderlo, es mi juego. Quisiera comerme una y contar veinte, o que cada vez que llegue a casa, camine diez casillas más, pero no me dejo. Sí, no me dejo ganar. Nunca un verbo reflexivo a dado tanto que pensar, sí, es así, yo no me dejo ganar. Cómo pretendo salir triunfante de todo esto si ni siquiera me he leído las reglas, a qué aspiro sintiendo que no me merezco tener todo lo que anhelo o conseguir todas esas metas.

Ojala supiera por donde empezar o por lo menos hasta donde tengo que llegar, pero los manuales de instrucciones solo explican materia técnica pocas veces aplicable a la realidad.
Me encantaría que me estuvieras escuchando en estos momentos, probablemente saldría de tu boca “déjate de tonterías”, pero ¿no te había explicado ya, que todo lo que escribo es lo que soy?. Precisamente por esto no hablo.

Quisiera sentirme rosa rodeada de margaritas, o ser el sí de un pétalo esperanzador que resucita la certidumbre y mantiene vivo al deambulante del Averno. Quisiera ser la gota de lluvia que renace vida, el fuego que caliente, la nieve que juega, el pobre que lucha. Quisiera ser definitivamente todo aquello que escribo.

Supongo, que querer es poder. Que merezco lo mejor (si no lo pienso yo, no lo hará nadie por mí). Solo tengo que conseguir que la suerte me mire de frente para poder decirle que no la necesito. Que me valgo por mi misma.