martes, 8 de mayo de 2012

Proceso de aprendizaje.

He visto síntomas claros en mi vida de que me estoy haciendo mayor. Me gusta beber vino, el café de sobremesa, cenar temprano y tomarme una infusión antes de dormir. Disfruto de los paseos, cada día aborrezco más las tecnologías y sus triquiñuelas para emborronar la realidad, trato de comer bien y de no quemarme con el sol. Sin embargo, sigo sintiéndome perdida ante algunas situaciones, la vida me sigue mostrando que me queda mucho por aprender, y que aún soy una niña. Quizás no somos conscientes de lo que somos capaces de hacer hasta que no nos sometemos a una situación límite que nos provoca, nos tienta y nos pone a prueba. Sé que dentro de mí hay una mujer que se come el mundo, aunque permanezca escondida, cómodamente sentada, contemplando las idas y venidas de mi parte más mundana. A pesar de eso, cuento con ella para saltar las piedras del camino y me alegra saber, que en este instante de mi vida, ha decidido hacerse cargo de mí. Ahora me doy cuenta que asumir una derrota no es sencillo. Ver que todos tus castillos se desploman, aplastando una parte de ti. En muchos momentos no existe consuelo y esto me hace pensar, que si no hay palabras que curen un alma (a pesar de que creo que no existe nada más poderoso que la palabra), es porque en la vida, todos debemos experimentar ciertas situaciones. Me consuela saber que es parte de mi aprendizaje: hay que saber decir adiós. Ese adiós, de manera inherente, guarda en un cajón de nuestro pasado a una persona, pero el pasado no debe pesar ni tampoco pasar desapercibido. Los recuerdos tristes del pasado refuerzan situaciones felices del futuro y consuelan los momentos duros del presente. Aunque a veces cueste darle protagonismo al tiempo, que depende de su antojo, corre o se relentece,  siempre funciona como barómetro. Nos da espacio para sobreponernos o nos recuerda lo felices que somos cuando vuela. Creo que es momento de dejarlo pasar y ver hasta donde me lleva.
Dicen que en los momentos de crisis, hay que dar paso a lo nuevo, reinventar, dar lo mejor de ti. Así que es tiempo de marcar un punto de inflexión, caminar y no regocijarme en quejas. 





1 comentario:

  1. Buena reflexión... por la forma de escribir, tengo la sención que tienes que ser mucho más joven que yo. Pero eres sabia al reconocer que hay que saber decir adiós. Todo aquello que no te deja avanzar se convierte en un lastre para poder madurar.
    Nada como saber que para ganar la guerra, hay que saber tener la dignidad de perder batallas.
    Y nunca olvides el valor de la palabra, es y sirve para dar vida o muerte, según su empleo, según su beneficio. Lee siempre nos quedará la pàlabra de Blas Otero.

    ResponderEliminar